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lunes, 31 de octubre de 2011

Messi, Zaqueo, Jesús y Tu. Tu También Juegas - Lucas 19: 1 – 10

Tuve la alegría de poder ver el primer partido de la selección argentina de futbol  por las eliminatorias para el mundial 2014. Mi hermana me regaló una entrada en un lugar muy bien ubicado. Estaba a metros del campo de juego, al lado de ex jugadores de futbol, técnicos, aún muy cerca del papá de Lionel  Messi, el mejor jugador del mundo, a quien tuve la oportunidad de ver jugar esa misma noche y deleitarme con un futbol de alto vuelo, al igual que otros grandes jugadores de nivel mundial como Higuain, Dimaria, y otros. Y para rematarla, mi selección, ganó jugando muy bien, Messi hizo un gol y fue una experiencia inolvidable para mí.
Como les conté, tenía una buenísima ubicación en el estadio de River, el más grande de mi país, vi de cerca a estos grandes, y al más grande del futbol de hoy. Por un momento pensé lo bueno que sería estar en el campo de juego en lugar de esa muy buena ubicación. Jugar con ellos, interactuar, hacer un gol, etc. Una utopía para mí, pero,  como buen argentino  y “futbolero”, no pude dejar de pensar en eso.
Ahora déjame hacer un paralelo con la historia de Zaqueo. Como sabes o habrás leído, Zaqueo era  un judío que cobraba impuestos a los judíos para los romanos. No era muy querido por su propio pueblo, era considerado algo así como un traidor. No obstante, Zaqueo quería conocer a Jesús, que seguramente ya tenía cierta fama, y se enteró que pasaría por su ciudad. Como era de baja estatura, se subió a un árbol para verlo en primera fila, en la “platea” de la calle principal de Jericó, quizá como aquella ubicación que tuve en el estadio de River.
Jesús lo vió, y no dudó en llamarlo por su nombre e invitarlo a bajar de ese árbol y caminar con él hacia su casa. Jesús quería algo más que un espectador. Quería ser parte de su vida, ir a su casa, comer con él, conocer a su familia, conocer su lugar, su entorno. También quería que Zaqueo lo conociera a Él. Entablar una relación, una amistad, ir más allá de una simple observación de alguien “famoso” que pasaba por ese lugar. Quería ser su AMIGO. Quería cambiar su vida.
Lo mismo pasa hoy. La invitación de Jesús sigue siendo la misma. “Bájate, voy a tu casa”. Quiero conocerte, que me conozcas, quiero saber cómo vives, cuáles son tus deseos, cuáles son tus dolores,  cuáles son tus sueños. Quiero saber de tus amigos, y que tus amigos sepan de mi.
Jesús sigue invitándote a bajar de la platea de la religión, donde solo VAS a un lugar, a una actividad, para que juegues este partido, para que seas el protagonista. Protagonista no es simplemente tener un  “ministerio” dentro de la iglesia, llegar a ser un “líder reconocido” un orador al que inviten a grandes conferencias llenas de luces y “glamour” cristiano, para alcanzar la “fama”.
Jesús te invita a bajarte del árbol de la religión, para conocer a tus amigos más profundamente,  para ayudarlos con sus problemas, para entenderlos, para mostrarles el amor de Dios, mientras caminas con ellos. También para aquellos que no son tus amigos, pero están necesitados, tienen sed, y tienen hambre;  tu puedes mostrarles a quien puede saciarlos. Protagonista es cambiar tu entorno con el amor  y la luz de Jesús.
Esa noche, no jugué con ellos, solo miré lo que fue para mi, el mejor partido de mi vida, pero tu, en este equipo, donde Jesús es el capitán, el Único, el Mejor,  tienes un lugar. No para ser la estrella, sino,  para brillar porque estás al lado de Él, Anímate. Baja de la platea.  Juega este partido. Se protagonista.  ¿Te animas?
Gerardo Pereyra.

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