Hoy aprendí algo buenísimo acerca de la iglesia, y como dice mi amigo Martín Zanetti, no es sorprendente que Dios te hable, sino a veces en la forma en que lo hace. Como cuando nuestro amado Jesús pisó la tierra, El hoy me enseñó algo muy valioso acerca de nuestras relaciones en la Iglesia con algo de la vida cotidiana, como cuando hablo de la fe usando ese grano de mostaza.
Estaba intentando pintar una ventana (mejor dicho, parte de ella) y si hablamos de trabajos manuales, mejor me dedico a otra cosa, lo sé, no soy buen pintor, por eso casi nunca lo he intentado. Total que, esta mañana, cumpliendo mi compromiso de colaborar en el proyecto de la construcción de una librería para nuestra iglesia y para la comunidad acudí a mi cita, y en menos de lo que pensé, estaba con un pincel, duro por lo viejo, en mis manos tratando de cubrir un color azul de dicha abertura con pintura blanca sintética.
Harold, quien estaba a cargo de la complicada (para mí) tarea, me indicó en su muy básico español, donde debía pintar. Entendí y con mi aun más básico inglés, intercambiamos alguna conversación que por cierto, fue edificante.
Déjame hablarte de Harold. Es un hombre que vive en Hagerstown, una pequeña ciudad del Estado de Maryland, en los Estados Unidos de Norteamérica. Hace unos cuatro años que lo conocí en uno, quizá el primero, de sus viajes a la ciudad de México. Es maestro de Matemática Financiera, Economía y Filosofía Bíblica en el colegio Heritagge de aquella localidad. Fue director de esa escuela, y por lo que nos cuentan, muy capaz en su desempeño en cada uno de estos cargos. Se también, que luego de su trabajo de DIRECTOR de aquella institución, trabajaba en un supermercado acomodando mercancía. Lo que les quiero decir, es que, Harold, desde el momento que lo conocí, fue un ejemplo de humildad, dedicación a Dios y generosidad, a tal punto que cada año viaja a México para sumar, para animar, para alentar, para colaborar en cada sueño o proyecto que puede. El paga su pasaje y el de su esposa, así como todos sus gastos. Trae ofrenda que El y su iglesia (pequeña) recogen para bendecir nuestra iglesia. Han sido para nosotros, como familia también muy especiales, siempre interesados en nuestras necesidades, mostrando amor en acción.
Seguramente no es perfecto, lo sé, pero quiero contarte lo que Dios me enseño hoy por medio de Harold. Intentaba realizar mi misión casi imposible de pintar en los lugares donde él me dijo, y él venía por detrás con otro pincel, no mejor que el mío, cubriendo los “baches” que dejaba, pero siempre sonriendo y hablando en nuestro disonante spanglish. Me hizo pensar en la iglesia. Cuando vemos que nuestro compañero de equipo está haciendo mal las cosas porque no puede, porque tiene que crecer o aprender. ¿Qué actitud tomamos? ¿Tapamos sus “baches” con nuestros pinceles o hacemos notar que dejo esos baches y condenamos su error? He visto, con tristeza, que es más fácil lo segundo, lo malo, quizá por esa inclinación al mal que el Apóstol Pablo mencionaba. O quizá para demostrar que “si lo hubiera hecho yo, esos espacios sin pintar no estarían”, claro, siempre y cuando sea mi fuerte y no mi debilidad. Harold también se arrojo al suelo y pintó por debajo unos tirantes de la ventana que yo deje sin pintar, porque me era incomodo pintarlos y porque sinceramente, ni me di cuenta. Sin decir nada lo hizo. Algo que hubiera sido difícil para mí, el lo hizo. ¿Cuanto ayudamos a nuestros compañeros de equipo y hermanos en sus debilidades? Aunque nos tengamos que echar en el suelo. ¿Qué estoy dispuesto a hacer para ayudarlos en lugar de ir corriendo con todo mundo a “comentar” sus debilidades con el fin de que “oremos para que cambie”? No encuentro la diferencia entre ese “comentario” y el chisme. Claro, es una cuestión de nombres, pero el chisme es PECADO.
Solo dos pasajes quiero citar para terminar.
I Tesalonicenses 5:11 dice en la Nueva Versión internacional: “Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo”. Si es tan claro este versículo, ¿porque hacemos lo contrario? ¿Porque a veces, dejamos salir de nuestra boca palabras o tenemos actitudes que no hacen ni una cosa ni la otra de las que Pablo le aconsejaba a los Tesalonicenses? Y eso que somos el Pueblo de Dios.
Gálatas 6:2 en la misma versión dice: “Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo” Mas allá que estas palabras fueron escritas en griego originalmente ¿Qué no entendemos de ellas? No dice aquí el apóstol: si tu hermano se lo merece, o si es tu amigo, etc.… solo dice, unos a los otros.
¨Imagino este maravilloso cuadro: La novia imperfecta, camino al altar, a encontrarse con su novio Jesús, mientras va siendo transformada de ramera a pura y santa, sin mancha alguna, hasta que Dios diga: “El novio puede besar a la Novia” en aquel gran momento que nos espera” (Junior Zapata, en una plática a nuestro equipo misionero).
Mientras transitamos ese camino, aprendamos a usar bien nuestra boca y nuestras actitudes, para edificar y no destruir, para animar y no desanimar, para servir y no pretender siempre ser servido, para amar a todos a quienes Dios ponga delante, los de adentro y los de afuera, y para que por la forma en que somos entre nosotros muchos puedan creer en El.
Soñando e intentando ser la iglesia que Dios diseñó para hoy y para este lugar.
Gerardo Pereyra.
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